No siempre se
encuentra una por la vida con personas como ella. Por eso me siento una
privilegiada con mayúsculas.
Conocí a Rosario en persona en julio de 2010 cuando,
en un entrañable y original acto, Mujeres Progresistas Andalucía reconocía su
trabajo y trayectoria. Aquel día Rosario estaba radiante, con una sonrisa
espectacular y llena de vitalidad, como siempre.
Pero fue meses más
tarde, durante la manifestación del 15O, cuando conocí más de cerca a la Rosario todo-terreno y comprometida con su sociedad, con su entorno, con la vida, con lo
justo y sobre todo, con nosotras las mujeres. Compartimos varias horas, me
llamaba la atención la sencillez de la catedrática de derecho civil y de la primera mujer rectora de una
universidad andaluza.
Rosario estaba dispuesta a “coger su petate de
manifestación” que tenía preparado para salir a la calle cada vez que hiciera
falta. "Porque iban a ser muchas", nos decía indignada con todo lo que ocurría
alrededor. Aquel día al llegar a “las setas”, y una vez cumplido su compromiso se retiró algo cansada. Ya la enfermedad había decidido echarle un pulso.
La feminista incombustible que era,
contaminaba sus ganas de pelear y de vivir. Jamás le vi una mala cara ni un mal
gesto, salvo cuando “el patriarcado” daba demasiado la lata y aparecía para invisibilizar a alguna de
nosotras. ¡Qué grande y menuda a la vez!
Volvimos a coincidir en la presentación de algún libro y en algún acto. Tuve muy pronto claro que Rosario era
imprescindible en la agenda de la Secretaría de la Mujer de UGT Andalucía. Y así fue, allí
estaba cada vez que nos convocábamos las mujeres. Menudo rebote se
pilló el día anterior a la última huelga general. Aquel día se levantó "regular" pero hizo un verdadero esfuerzo porque sabía lo valiosa que era su
presencia entre nosotras.
Parece que la estoy viendo en el centro cívico "Las Sirenas" en Sevilla, durante la reunión de mujeres para la convocatoria de la huelga del pasado noviembre Allí estaba ella, "montándoles el pollo" a los Secretarios Generales de UGT y CCOO Andalucía porque los medios de comunicación no nos habían tomado declaración a las
Secretarias de la Mujer. Genio y figura.
Incalculable su complicidad,
incuestionable su generosidad e insustituible el vacío que nos deja. No nos resulta fácil a las mujeres más jóvenes encontrar amigas como ella que nos tiendan la mano y tiren de nosotras sin sentir que se invade “su espacio”. Bien sabía Rosario que, teniendo una experiencia distinta por pertenecer a otra generación y con ello otra forma de ver la vida y reaccionar ante las
mismas injusticias, el espacio del feminismo era compartido y en él cabíamos todas.
Hablé con ella por
última vez el pasado 26 de febrero a las 11.45. La llamé para invitarla a la
presentación de la proyección del documental “Maestras de la República”.
Rosario me dijo “pero yo ya no puedo, Ana”. Le prometí hacérselo llegar, le
mandé un abrazo y mucha fuerza. Pero su voz me heló la sangre.
Ayer se fue. Rosario no estará
presente más en ninguno de nuestros actos, pero sí su fuerza y su recuerdo.
“Menuda” es la huella
de esta mujer.
APL
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