Sí,
yo también soy de UGT. Y me siento orgullosa de ello. Espero no tener que
jurarlo con la mano sobre los Estatutos Confederales ni nada por el estilo.
No sólo estoy de acuerdo con artículos de opinión como el de Román
Orozco titulado “A la caza del sindicalista” o “Muerte a los sindicatos”de
Iñaki Gabilondo, sino que además lo
he compartido en este, mi pequeño espacio de libertad: mi blog personal. Denuncié tales actitudes en mi post “Un amanecer perruno”, en “Mariano no nos quiere”, en “Las gamberras no están en la calle”, en “Arturo dándolo todo”, en “Cinismo en estado puro”, y en tantísimos otros...
Eso
sí, hasta ahí. Porque tengo la impresión que, de manera intencionada o no, se
están mezclando distintas cuestiones. Una, efectivamente, el ataque mediático;
y otra bien distinta, el debate sobre el cambio o la posibilidad de una lista
alternativa a la “oficialista” para el 10º Congreso de la UGT Andalucía.
Y, ni
esto último debe servir como ariete para machacar personalmente a nadie, ni lo
primero para arrasar con todo y vapulear a UGT Andalucía. Dicen que a río
revuelto ganancia de pescadores. Así que, insisto, conviene diferenciar ambas
cosas.
Y
quiero centrarme en el debate sobre el cambio. La crítica es buena, positiva, sana
y conveniente para la higiene democrática del sindicato y de cualquier otra
organización. Lo preocupante sería lo contrario, que no hubiese diferentes
opiniones en el seno de un sindicato como UGT Andalucía. Puedo entender que, bien
en un exceso de celo, bien por la obsesión de
control, desde el ejercicio de la responsabilidad se llegue a intentar
aniquilar cualquier corriente crítica. Pero, sinceramente, no creo que ese sea
el camino.
Sí,
yo también soy de UGT, y me siento orgullosa de ello. Espero que nadie a estas
alturas lo cuestione.
Somos
muchas las personas que militamos en las bases de la organización y/o en la
estructura orgánica. Somos UGT para negociar convenios colectivos, lo somos
para negociar descuelgues salariales y ERES cuando también toca, somos UGT para
dar la cara (y que a veces te la partan) en las asambleas en los centros de trabajo, lo somos para llevar a cabo procesos electorales y de afiliación. Precisamente por eso, porque somos UGT para todo ello, también queremos serlo para decidir y
opinar sobre lo que ocurre en el Sindicato y sobre qué modelo queremos.
El mundo está cambiando muy deprisa y es necesario que las estructuras también lo
hagan, la calle pide nuevos perfiles, mayor horizontalidad y más cercanía. Eso
se palpa a diario, más en las empresas y en la calle.
Mi
opinión es crítica, no es ningún secreto. Desde bien pequeña, como tanta otra gente, aprendí a rebelarme ante las injusticias. También
como muchas otras compañeras y compañeros soy crítica porque, desde nuestros
pequeños o grandes espacios, aspiramos a transformar un poquito el mundo a nuestro
alrededor, que buena falta le está haciendo.
Nos gusta aportar nuestro granito
de arena para luchar por una realidad mejor, y queremos que la UGT cada día sea
más fuerte. Lógicamente queremos que un mayor número de personas se sienta cómoda
en ella, también los inconformistas y/o críticos.
Es
eso justo, el carácter inconformista y el hecho de que nos hierva la sangre
ante los abusos y atropellos, lo que nos trajo hasta aquí mismo, a la UGT, a “la
casa del pueblo” a participar, a debatir y a aportar. Son señas de identidad de
esta organización la vanguardia, la lucha, la crítica, el inconformismo, la
rebeldía…
Por
supuesto que sí, que hace falta un cambio, un cambio de verdad y un debate
profundo.
APL.
Un excelente artículo Ana, injusto el trato que se le está dando a Pastrana. Yo también considero que ya que damos la cara a veces se debería tener más en cuenta a las bases y eso no pasa siempre por decir amén.
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