Estos días vuelven a mi cabeza los recuerdos de la navidad pasada, cuando Isla Mágica, la empresa cuyo comité presido, estuvo a punto del cierre.
Fueron muchos los esfuerzos que el conjunto de la plantilla y el equipo que conformamos el Comité de Empresa hicimos. Creo que no faltó rincón en Sevilla dónde no fuésemos a pedir apoyo y contar nuestro problema.
Pero si importante fue todo lo que hicimos, mucho más lo fue la visibilidad mediática que tuvo.
Fueron muchos los compañeros de los medios de comunicación que hicieron de altavoz de nuestro conflicto, que inmortalizaron todos y cada uno de los momentos. Desde su profesionalidad empatizaron con nosotros, hicieron suyo nuestro problema y empujaron hacia delante hasta llegar a la meta, el cierre del expediente que permitiría la venta de la empresa y la apertura de la temporada 2013. Recuerdo a Fernando (europa press) siempre pendiente y especialmente aquella noche que cerramos el acuerdo. Su profesionalidad le llevó a casi las 2.00 de la madrugada, cuando a pesar de no estar en turno, hablamos por teléfono para confirmarle la esperada noticia. Así son ellos.
Hoy son aquellos compañeros que trascribieron las palabras y pusieron voz e imagen a nuestro conflicto los que lo están pasando mal. Por eso quiero desde mi pequeño rincón, aportar un granito de indignación, de solidaridad y de apoyo a los trabajadores de El Correo de Andalucía.
Esta mañana pasé con algunas compañeras por la redacción donde acababan de comenzar su encierro, para estar un rato con ellos. Nos contaban Laura, Isabel, Clara e Irene lo esperpéntico de la situación, una plantilla al pie del cañón, en su lugar de trabajo, la “sede” de una empresa, en este caso, sin empresario, trasmitían esa desazón e incertidumbre que nosotros vivimos hace un año.
Quiero asomarme más allá del problema concreto porque sé que el horizonte es mucho más amplio aunque nos lo estén estrechando a marchas forzadas. Y asomarme es ver que su problema sí que es el nuestro, el de toda la sociedad. Porque si tal y como está ocurriendo consiguen cerrar los medios, entonces nos invisibilizan a todos y a todas. Y la invisibilidad es la muerte silenciosa de los derechos, de las conquistas, de las reivindicaciones.
Los medios de comunicación son importantes para muchas cosas, pero imprescindibles en una sociedad democrática y en un Estado de derecho. La desaparición de los primeros podría incluso ser una señal de la extinción de los segundos. Sin medios no hay democracia.
Quiero llamar la atención desde mi faceta de sindicalista sobre el papel que juegan los medios con respecto a este mundo, el del sindicalismo. En un momento en que la normativa laboral deja poco que desear a los empresarios y muchísimo a la clase trabajadora de este país, cuando los recovecos y vacíos legales son aprovechados de manera cruel para eludir responsabilidades, cuando cobra más fuerza y sentido la acción sindical y la protesta en la calle que la defensa de los derechos, pues éstos van escaseando por días, entonces los medios se convierten en nuestro altavoz. Son imprescindibles porque bien sabe el rancio empresariado de este país que nada mejor que unos juzgados saturados por demandas de despidos, reclamaciones de cantidad y un largo etcétera para disuadir la denuncia. Que nada mejor que un Estatuto light para diluir exigencias y por supuesto, que nada como un PP gobernando el país por absoluta para ir dejando al descubierto una CEOE cada vez más totalitarista.
Nos están robando derechos, empobreciéndonos por momentos, destruyendo el pilar fundamental de esta sociedad, el bienestar. ¿Vamos a permitir que también nos arrebaten nuestros megáfonos? ¿Vamos a dejar que nos prohíban expresar nuestro desacuerdo, nuestra rebeldía y nuestra indignación?
Mi máximo apoyo a las compañeras y compañeros de El Correo de Andalucía, mucha fuerza para vencer resistencias y mucha suerte en vuestra lucha que es también la nuestra.
APL
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