lunes, 25 de noviembre de 2013

El machismo que mata y el que no deja vivir


Hoy vuelve a ser 25 de noviembre, el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

La elección de las palabras con que nombramos cada efeméride es importante porque en ellas delatamos también sentimientos, intenciones, percepciones... incluso nuestra propia ideología. Si no, que nos lo cuenten a las que tan duramente criticamos a Ana Mato y su “violencia doméstica” nada más estrenar Ministerio. Pero en esta ocasión insisto en que siendo importante la terminología que usemos lo es más, y mucho, la realidad que se quiere denunciar: asesinatos.

Este año han sido 45 las mujeres asesinadas, y como muy bien apunta el excelente titular de hoy en eldiario.es “703 hombres han asesinado a sus parejas o exparejas en los últimos diez años”. Escalofriante, injusto y vergonzoso en una sociedad que quiere llamarse democrática. Pero si nos quedamos en los titulares corremos el riesgo de que el 25 de noviembre nos termine atrapando en un solo día. Cuando la realidad es que el asesinato machista es el último eslabón en la cadena del maltrato. Le preceden en el día a día micromachismos insoportables, agresiones invisibles y un verdadero maltrato hacia la mujer que impregna esta sociedad, no sólo en el ámbito privado, también en el público.

El machismo de “guante blanco” o el machismo institucional, es casi tan peligroso como el que violenta con agresiones físicas, lo es porque ambos se retroalimentan y convierten esta lacra en un círculo vicioso del que no terminamos de salir. Morir asesinada es algo dramático e injusto como también lo es vivir en una continua violencia.

Estoy convencida de que la clave está en la educación. Sólo sembrando la semilla de la igualdad y el respeto entre géneros desde edades muy tempranas tendremos mayor garantía de éxito en la conducta de cada persona que irá conformando la sociedad futura sin reproducir vicios y roles de semejantes consecuencias. En ese sentido llevan trabajando muchísimos años las compañeras y compañeros del sector de la enseñanza en UGT, su campaña “Educando en Igualdad” es digna de mención. Excelente material y trabajo, que nada tiene que ver con el modelo que pretende imponernos el gobierno de la mano de aquellos que siguen creyendo en la educación segregada por sexos, la santa  y retrógrada iglesia.

Ni que decir tiene que los máximos dirigentes político-sociales-institucionales tienen que sacudirse de una vez por todas, ese cinismo que les hace denunciar públicamente el machismo y la violencia y ejercerla en su entorno a diario.

Sólo en una sociedad que no nos discrimine y que en la que podamos participar estaremos libre de violencia.


“Mañana nos despertaremos, nos pondremos el disfraz de civilizados, analizaremos los datos, cacarearemos de pura inercia los porcentajes y nos preguntaremos hipócritamente: ¿qué ocurre para que las mujeres estén infrarrepresentadas en los cargos de poder y en los lugares donde se toman decisiones? Volveremos a hablar de techo de cristal, de segregación ocupacional, de violencia de género, de acoso sexual, de brecha salarial…”

APL.

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