Dulce del Moral |
Las mujeres pagamos nuestras proezas con el olvido, cosa que los hombres hacen
con su gloria, así nos lo enseñan los libros de Historia, de Literatura, de
Arte, desde los textos infantiles a los ensayos para “cultos”; poca gala hacen unos
y otros de la proporcionalidad numérica que guardan ambos sexos en nuestro "ecosistema". Y es que me sigue sorprendiendo, a pesar de la constante evidencia
que muestra todo nuestro entorno, que a las mujeres nos cueste tanto lo que al
sexo masculino tan poco, dentro del mismo escenario de venta.
Esta
peculiaridad que sobrelleva el sexo femenino es común en todas las esferas de
la vida cotidiana y no tan cotidiana. Pareciéndome preocupante como mujer y
como representante sindical, lo angosto que resulta el mercado de trabajo para
las mujeres; soy consciente, también como mujer, y como mujer lectora,
ciudadana, feminista y también sindicalista, de la dificultad de salir del
anonimato cuando se es protagonista del destino propio y del curso del que
pueda tomar el de los demás. Es en esto
último donde hoy me quiero detener.
Mujeres protagonistas de la Historia a pesar de la
falta de títulos en mayúscula y enunciados en negrita. Creo fundamental
visibilizar a las mujeres que nos han dedicado su vida a través de su obra en
la sociedad. Y en particular, me quiero centrar en la figura de Dulce del
Moral, una mujer cuyo nombre aparecía de forma recurrente
en los años que llevo militando en el sindicato UGT.
Cada vez que echábamos mano a la Historia del sindicato para reencontrarnos con
nuestros principios, los compañeros, las compañeras, atisbaban un nombre,
Dulce del Moral, una mujer de bandera, de altos ideales, una mujer muchas veces
dirigente, y una mujer, como tantas otras, en peligro de extinción en la memoria
de los presentes y condenada al olvido en el recuerdo del mañana.
La dictadura no quitó ojos de encima a Dulce del Moral, quien compaginó
clandestinidad política con un socialismo comunitario activo entre las personas
de su entorno, como lo hizo tanta gente y con el poco espacio que dejaba la
represión. La dictadura no pudo con esta mujer de armas tomar, mujer de partido
y sindicalista pragmática, que siguió proyectando todas sus fuerzas, que
siempre le quedaron, en nuestra Transición hacia la Democracia.
Sirva de ejemplo su vida en los duros tiempos de hoy que, sin ser peores
que los que a Dulce del Moral, así como a nuestros padres, madres, abuelas y
abuelos les tocó vivir, sí están poniendo en grave riesgo de eliminación
cuántos derechos, libertades y avances ha costado a este país ofrecer a la
ciudadanía, en estos treinta y siete años de Democracia.
Quiero recordar y poner en valor ideales por los que muchos y muchas murieron,
vivieron en el exilio, o fueron duramente reprimidos y reprimidas. Poner en
valor la vida de una mujer, Dulce del Moral, que sólo generó energía, desde una
fugaz República, durante toda una larga Dictadura, e inagotable en la Transición Democrática.
Gran blog, Dulce del Moral es una de las muchas mujeres que lucharon por los derechos que tenemos ahora. Por ello, ahora nos tocan luchar a nosotras por la permanencia de los mismo. Un cordial saludo.
ResponderEliminarAna, gracias por rescatar del olvido a Dulce del Moral. Necesitamos muchas publicaciones como esta, muchos artículos como éste.
ResponderEliminarNosotras, las mujeres y niñas que vienen detrás, necesitamos modelos de referencia femeninos, que nos permitan soñar con lo que queremos ser en el futuro sabiendo que otras mujeres lo han intentado y logrado.
Me reitero, gracias !