lunes, 13 de enero de 2014

De la comunicación y de la UGT Andalucía


Antes que nada quiero aplaudir la elección de una mujer como Secretaria General de UGT Andalucía. Sin duda es un cambio al que deben seguir muchos otros.

También me alegra sinceramente coincidir con la nueva Secretaria General, Carmen Castilla, en esto: la política de comunicación. Lo he venido repitiendo en numerosas ocasiones, que uno de los puntos débiles de UGT era su política de comunicación. Lo he dicho públicamente y hay muchos medios que lo recogen como El País “La estrategia es clara, pero UGT no está siendo capaz de denunciarla por su incapacidad comunicativa."  eldiario.es “Creo que es cierto, que hay un ataque a los sindicatos. Pero se contrarresta con una "política de comunicación adecuada" y "transparencia"

También lo planteé mientras fui ejecutiva, en ese lugar que llaman el territorio de la “lealtad”, en los órganos internos del sindicato.  Hasta entonces, como en tantas otras cosas, la propia dirección del sindicato estaba siendo superada por las bases. Prueba de ello es el uso de las redes sociales en la propia acción sindical, los perfiles en Facebook, Twitter y los distintos blogs, estaban más que extendidos en las secciones sindicales y en los comités de empresa. Como una forma de comunicarse con la plantilla y las personas afiliadas.

Resultaba surrealista que la propia UGT Andalucía no tuviera presencia (septiembre de 2009) en las redes sociales más allá, eso sí, de una prehistórica página web.
Pero lo que más surrealista resultaba, al menos a mí, eran los desprecios y las afiladas críticas que recibimos las personas que insistimos en su uso. La impotencia por intentar hacer comprender a tus propios compañeros de la dirección que “su concepto de control” no existía en estos espacios, era de un desgaste brutal. Alguna de las pretensiones planteadas por la dirección en un principio fue, poco más o menos, que identificar todas y cada una de las cuentas de Facebook que existían en Andalucía bajo las siglas de UGT y agruparlas en una principal: la de UGT Andalucía. Ahí es nada…

Afortunadamente y a pesar de los disgustos que pasamos unos más que otros, de la constante sensación de estar hablando en distinto idioma y ser castigada por ello, finalmente se contactó con profesionales del tema y hoy, UGT Andalucía tiene presencia en las redes sociales, ¡aleluya!

La política de comunicación fallaba en UGT Andalucía porque su máximo dirigente y su personal de confianza más cercano nunca creyeron en ella, no más allá de considerarla una mera forma de “vender su libro”, pero sin tener en cuenta que en un “juego” donde existe emisor y receptor, afortunadamente, los papeles se cambian, es decir, la comunicación, la de verdad, es bidireccional. Y hay veces en que tu libro no te lo compra ni dios, por mucho que te empeñes. Es entonces cuando debes plantearte (más allá de castigar a quienes hacen de “pepito grillo”) que algo falla y que más vale buscar una solución rápida y eficaz.

Lamentablemente la “política comunicación” durante esta última etapa se convirtió más en política que en comunicación. Y como encima terminaba haciendo más visibles a unas personas que a otras (cosa que no siempre satisfacía los deseos de la cúpula) o proyectando noticias que eran más interesantes para la opinión pública que para el propio aparato, se cayó en eso que tan a menudo denuncian los propios compañeros de los medios: el control y la censura.

Lo digo, no porque me lo hayan contado, sino con conocimiento de causa. Mi blog “Esto lo arreglamos nosotras” fue censurado y retirado de la web de UGT Andalucía, por primera vez gracias al artículo “Ellos tenían el bar, nosotras tenemos la escuela”. Un detalle insignificante por el efecto que ha tenido en el tiempo, pero importante porque da una pista de lo que alguno era capaz de hacer en honor a la libertad de expresión y a la buena política de comunicación.

Porque creo de verdad en la comunicación, me entristecía realmente no poder, entre otras muchas cosas, compartir mas allá de las cuatro paredes del sindicato el trabajo que hacíamos desde el equipo de la Secretaría  de la que era responsable, la de Mujer. No al menos sin levantar ampollas, provocar la ira de los dioses sindicales o terminar el día gastando la energías en broncas absurdas y pueriles. Ni que decir tiene, que al final, terminé haciendo lo que me vino en gana (por aquello "para lo que me queda en el convento...")

Es lamentable que exista más libertad y se puedan llevar a cabo más iniciativas que benefician a la imagen del sindicato desde la base pura y dura, que desde la propia cúpula. Es muy importante hacer visible a la sociedad el trabajo sindical, desde cada esquina. Yo solo creo haberlo conseguido hacer en un alto porcentaje, en mi empresa, en distintas etapas anteriores como Secretaria General de la Sección Sindical o como Presidenta del Comité de Empresa. También ahora colaborando en distintos medios desde la libertad que me permite no tener responsabilidad política en la estructura. Esto merece una profunda reflexión del aparato, sobre todo porque luego cuando bombardean desde unos y otros medios, o desde la calle, se preguntan ¿qué hemos hecho para merecer esto? y yo me pregunto ¿Qué estamos haciendo para contrarrestarlo?

Si la Secretaria General es capaz de hacer entrar en razón a la vieja guardia y que éstos dejen de considerar a los periodistas y a los profesionales de los medios como meros enemigos para llegar a considerarlos trabajadores y trabajadoras que realizan una labor social  imprescindible, ya algo habremos avanzado.

La Secretaria General, si reflexiona, llegará a la conclusión de que no está ahí por arte de magia. Si de verdad la magia existiera, su lugar seguiría estando ocupado por Francisco Fernández Sevilla. Mucho han tenido que ver los medios de comunicación y las denuncias que en ellos se han hecho (y no me refiero solo al caso de los ERE ni a las presuntas facturas falsas).

No ha sido una autocrítica interna la que ha llevado un perfil distinto a la dirección del sindicato. En mayo de 2013, hubiera sido imposible, como de hecho lo fue. Aunque al “aparato” le duela reconocerlo (de ahí su actitud) ha sido un cambio forzado desde fuera.

Quiero terminar este artículo insistiendo en que me alegra coincidir la Secretaria General en el principal contenido de éste artículo, la política de comunicación. Espero que esta etapa no sea sólo una capa de maquillaje aplicada a aquellos que llevan años moviendo los hilos. 
Espero que, de verdad, se materialice en una profunda transformación del sindicato. Por ello trabajo todos los días y pienso seguir haciéndolo.

APL

sábado, 4 de enero de 2014

La escoria disidente


Ciento veinte parecen haber sido los perros y cinco los días que llevaban sin comer. Acaba de hacerse pública la forma en que presuntamente el joven militar Kim Jong Un ha acabado con cualquier atisbo de disidencia norcoreana presente y futura. A juzgar por la brutalidad de los posibles hechos, de los que informaba hace unas horas Europa Press, no me extrañaría en absoluto que en Corea del Norte nadie se atreviese a levantar la mirada durante décadas y mucho menos a alzar la voz.

Sin piedad, ni siquiera por tratarse de su tío político.  Jang Song Thaek fue ejecutado el pasado 12 de diciembre, según se ha encargado de informar un diario oficialista chino con sede en Hong Kong, 'Wen Wei Po', por "traidor a la patria", por “escoria disidente” devorado junto a sus ayudantes por una jauría.

Y es que, ya se sabe, en política no caben medias tintas, o se está o no se está. Y en este caso como no se estaba, pues más valía muerto que vivo.

A modo de aviso para navegantes, el líder con aspecto “púber” del Partido de los Trabajadores, parece haber perpetrado una de las más crueles fechorías de la política, si puede llamarse así, contemporánea. En nombre de la “lealtad” e insisto, a modo de aviso a navegantes, trescientas personas fueron congregadas para presenciar el castigo, la purga de su tío. Sólo ha faltado que encima hubiera sido televisado en directo, para mayor pánico nacional y gloria del “camarada”.

Mientras el incipiente gobernante (llegó al poder hace dos años) acapara la atención mundial expectante por confirmar semejante barbaridad, se hace muy difícil para muchos seguir hablando de derechos humanos, creer en las grandes alianzas por la paz mundial, fomentar el respeto hacia la diversidad, seguir peleando por la democracia o impulsar valores como la tolerancia.

Lo malo no es preguntarse qué mundo estamos construyendo, qué políticos aupamos para que nos gobiernen ni qué intereses manejan los hilos de nuestras vidas, es mucho peor ser consciente de que ésta es la historia de la humanidad. Que volvemos a tropezar una y otra vez con la misma piedra y que cuando conseguimos organizarnos en torno a objetivos comunes, valores altruistas, conquistas sociales, bienestar colectivo, en forma de partidos políticos, sindicatos, organizaciones, instituciones… en demasiadas ocasiones terminamos dejando aquello que dio sentido al hecho de organizarse en un segundo o tercer plano para dar paso al ego, a la ambición y a los intereses personales de sus líderes.

Prácticas como ésta o como tantas otras conocidas  lamentablemente son más comunes de lo que creemos y la monstruosidad viene a ser directamente proporcional a la capacidad de influencia o el poder que tenga el dirigente en cuestión. Los sistemas o estructuras aquejados de este mal terminan convirtiéndose en algo endogámico, cayendo en un círculo vicioso, creando una especie de anticuerpos que escupen todo aquello que no sea reconocido, todo elemento extraño que, paradójicamente podría funcionar como elemento trasformador o de conexión con el mundo exterior.

Y donde hay verdugo, hay víctima, sobre todo porque “personificar” culpas, apuntar con el dedo o lo que comúnmente conocemos como “señalar la cabeza de turco” facilita mover a la masa. Las víctimas de las tropelías, en muchos casos tienen cara, nombre y apellidos y han conseguido pasar a la historia como Leon Trotski. En otros casos, han quedado lapidados por el anonimato de la historia.

Parecería mentira que, casi setenta años después de su publicación, la genial sátira de George Orwell “Rebelión en la Granja”, encontrase una más que fiel réplica en el norte de Corea, con jauría de perros incluida y Partido Laboralista por medio. De la misma manera que parece también mentira que en muchos rincones de esta sociedad tengamos qu­­­­­­e seguir topándonos de bruces con gerifaltes como el cerdo “Napoleón”. Napoleones que en un politburó cualquiera y con una sola mirada de desaprobación hacia alguien de su misma especie, en versión disidente y llamado por ejemplo “Snowball”, son capaces de levantar a una granja entera que sólo se declara en estado de rebeldía gracias a ese insoportable comportamiento seguidista e irracional capaz hasta de matar. Sí, a su propio tío si es necesario. Es así como el ser humano se acerca a la animalidad y las organizaciones se convierten en granjas.

APL