miércoles, 29 de agosto de 2012

Prostitución, crisis e imagen pública



Como Secretaría de la Mujer de UGT Andalucía quiero volver a plantear el grave problema de la prostitución como violencia contra las mujeres y cuestionar el tratamiento que en los medios y en la sociedad se sigue haciendo de este terrible problema que nadie parece querer o poder solucionar.

Diversos medios hablan del aumento de la prostitución debido al incremento de la pobreza.El motivo de este aumento parece estar relacionado con la situación de crisis que a tantas mujeres está llevando a la miseria en nuestro país. Aunque los titulares dan a entender que son mujeres que ante problemas desesperados toman soluciones desesperadas, en realidad de lo que se habla es de varias cuestiones que han sacado a la luz tanto la ONG Médicos del Mundo como fuentes policiales:

Hay un aumento del porcentaje de españolas entre las mujeres prostituidas, actualmente un 10%, aunque no hay españolas víctimas de redes de explotación sexual o de trata de blancas, al menos oficialmente. Supuestamente las mujeres de otros países están en mayor situación de desventaja que las nacionales a la hora de ejercer sus derechos y de insertarse socialmente, lo que las pone en una situación de especial vulnerabilidad. Sin duda el aumento de las españolas que ejercen la prostitución tiene una relación directa con el aumento de la pobreza y de la exclusión social.

Por otro lado, existe una vuelta a la prostitución de mujeres que habían conseguido empleos que han perdido por la coyuntura laboral actual. Es decir, mujeres que habían salido de este mundo tan sórdido y peligroso gracias a su esfuerzo y al de personas e instituciones que trabajan para ello, se han visto de nuevos excluidas socialmente y relegadas a ejercer la prostitución como opción de subsistencia, para que luego hablen de la voluntariedad de que es puta quien quiere.

Además se denuncia por parte de estas mujeres un empeoramiento de la prestación de los servicios sexuales pues han tenido que bajar los precios e incluso se han visto obligadas a mantener relaciones sexuales sin protección. Las rebajas toman la peor de sus caras poniendo el riesgo la integridad física de estas mujeres, sometidas a vejaciones por menos dinero y con el riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual que pueden llevarlas a la muerte.

Y con este panorama seguimos tratando el problema de la prostitución como una cuestión estética de las ciudades, de mala imagen y de salud pública de las zonas o barrios donde estas mujeres están, Barcelona, Sevilla y otras ciudades han tomado medidas, en algunas ocasiones más acertadas que otras. Las multas contra las prostitutas nos parecen una aberración política: hacemos pagar a la víctima en vez de al maltratador. Todo lo relacionado con mujeres, pierde importancia por ser una cuestión femenina, de segundo orden, nadie habla de los dramas personales y familiares de estas mujeres en venta, vulnerables, pobres y excluidas en la mayoría de los casos, que mientras no las veamos no molestan, y toleramos que nuestros hombres consuman explotando a seres humanos y siendo cómplices directos de estas tragedias humanas.

Por todo desde la Secretaría de la Mujer de UGT Andalucía defendemos una mayor seriedad y voluntad política para tratar este problema, que no debe tener otro objetivo que la abolición de la prostitución como una forma de esclavitud y violencia contra las mujeres en nuestra sociedad.




domingo, 12 de agosto de 2012

Un país de quita y pon

Hace unos días confirmamos -porque saber lo sabíamos hace tiempo- eso que sospechábamos desde el pasado 20 de noviembre. Que muchas cosas iban a cambiar dramáticamente a peor. Entre ellas, uno de los puntos estratégicos para cualquier político medio inteligente, los medios de comunicación.

El despido de Ana Pastor de Los Desayunos de RTVA era “la crónica de una muerte anunciada” y, como tal, la repercusión mediática del cese ha sobrepasado las fronteras de nuestro país, para mayor vergüenza de sus habitantes, que no andamos faltos precisamente de paseos vergonzosos por el mundo mundial en forma de jefe de estado, de gobierno, ministros, ministras y de peña variopinta.

Bien cierto es que la víctima no es sólo ella, sino muchos otros profesionales que van cayendo en un “golpe de efecto” como este o en el goteo diario. Pero también es cierto que tiene que haber un icono que simbolice, una foto que capture el momento, un ejemplo que sirva para comprender, una fórmula que sirva para explicar. Lo positivo y lo negativo. Y así se hace la historia.

En este caso la periodista Ana Pastor ha sido un referente para muchas personas, porque, con todos mis respetos, no todas, nos sentimos identificadas con un “asaltasupermercados” en la versión rústica y antiestética de Robin Hood de los bosques. Lo siento. Pero también en esto me resisto a volver a las cavernas. Sí, tiene que haber de todo y para todos los públicos. Pero ¿tiene menos valor la palabra que un acto violento? ¿vale menos hacer correr el verbo, promover opiniones, desvelar información y poner en tenguerengue a personajes públicos como Zapatero, Cospedal o el mismísimo Mahmud Ahmadineyad? No es fácil ser capaz de sobrevolar ideologías y posarse siempre sobre la pregunta exacta, esa cuya respuesta esperábamos impacientes al otro lado de la pantalla. Algunos no serían capaces ni por asomo.

Insisto, a muchos les hubiera gustado, o cuánto menos les habría encajado mejor, que Ana Pastor fuese la guapa tonta, la enchufada o la mujer florero. Pero resulta que su labor y la de su equipo –que en eso también tendrá algo que ver ella misma- ha sido profesionalmente incuestionable, además de un referente para muchas mujeres jóvenes que estamos cansadas de tópicos, de discriminaciones y de macro-micro-machismos que no nos dejan alzar el cuello y asomarnos a la ventana. Mujeres muy formadas que permanecen condenadas al mundo subterráneo.

Y es que cada día tengo más claro que España es un país de quita y pon. Un país que dejó olvidado el consenso en la época de la transición. Hoy llego yo y pongo a “tal”, mañana vienes tú, quitas a “tal” y pones a “cual”… y así vamos, de mal a peor. Principalmente porque no sólo se queda todo en poner o quitar personas y cargos sino en hacer y deshacer, en avanzar y retroceder, en caminar y repentinamente dar un quiebro, pegar la vuelta y retroceder.

De esta manera, y con los ritmos vertiginosos que imperan últimamente, pasamos de ser un país de izquierdas y progresista a convertirnos en ultraderechistas conservadores para mayor gloria de la iglesia, y eso en tan sólo nueve meses. Todo ello aparcando la democracia a un lado, o cuanto menos, usando una democracia muy particular.

Y es que hablar de democracia, por mucho que el Partido Popular se empeñe, no es gobernar tras un proceso electoral. No todo vale. Las mayorías absolutas no son lo mismo que las absolutistas.

Por otro lado, por mucho que esté de moda la horizontalidad, en la que por cierto, yo también me siento más cómoda, y en la que intuyo las mujeres tenemos más oportunidades, el pueblo, las personas, necesitamos organizarnos para gestionar el país, de manera que esta gestión revierta en beneficios, bienestar social y riqueza para sus habitantes.

La mejor manera, entiendo, de hacerlo es delegar la confianza en forma de voto a una representación llamada política. Pero ocurre que también en esto nos encontramos con el pillaje y la picaresca, porque dicen que quien hace la ley, hace la trampa.

Pretender aprovechar el voto de la ciudadanía para retroceder a un modelo caduco es simplemente condenar a un país a renunciar a décadas de historia. A años de esfuerzo, de progreso y de modernización. Para todos: derecha, izquierda y centro -si es que ésta última opción existe- 

Pretender arrebatar a las mujeres una libertad ganada más que a pulso, intentar expulsar a personas extranjeras de la tierra que pisamos y que es de todos, condenar la homosexualidad, robar mediante impuestos inmorales el sudor de la clase trabajadora, desintegrar socialmente a los parados... y tanto, tantísimo para lo que han dado estos meses, es cierto, es un golpe de estado con mayúsculas y sin duda alguna.

Pero ojo! Porque entre tanto descontento y desafección, el populismo, puede alcanzar cotas insospechadas. Y no olvidemos que éste es la antesala del fascismo.

Cuidado porque a menudo el que más grita, berrea o se rasga las vestiduras no es el que más siente o sufre. A veces es más fácil pegar un empujón que hablar. Y quién finalmente sale ganando no es ni el que recibe ni el que da, sino un tercero que, con guante blanco y sin rostro, promueve la conflictividad frotándose las manos en un despacho de caoba.

Sé que cabe pensar que, si ni una cosa, ni la otra dan resultado, el callejón sin salida de la desesperación sea la única opción. Pero insisto en valores como el diálogo, el pacifismo, la empatía y tantas otras cosas que me niego a dejar en el camino.

Ciertamente pienso que algo, por no decir mucho, ha dejado de funcionar: se llama democracia y merece una revisión. Quizás hemos creado leyes, estatutos, documentos, cartas, directivas…dentro y fuera de los órganos de poder que no han sido repasados durante demasiado tiempo. Letras estancas que necesitan movimiento y nuevos planteamientos que les den vida y las hagan eficientes al servicio de la gente.

Quizás sean tiempos de exponer ciertos "tochos" en vitrinas para no olvidarlos y que sean las reliquias que, aligeradas, den paso a nuevas normas convivencia. Tal vez éstas ni tan siquiera necesiten del “formato papel”.

Introducir nuevas herramientas que nos sirvan a “los de abajo” para hacer llegar a “los de arriba” el desacuerdo en forma de referéndum, por ejemplo, es algo imprescindible. Estoy convencida además de que internet y las redes sociales han llegado para facilitar esto, hemos tenido recientes pruebas de ello en forma de "hashtags" y "trending topics". Para eso sí creo que han llegado las redes sociales, no para erigir nuevos liderazgos cavernícolas.

La izquierda progresista de este país luchó por unas normas pacíficas de convivencia, en un intento de protección a la ciudadanía probablemente trabajó muchísimo por trasladarlas al papel. Ocurre que al terminar y echarse a descansar, confiados en que la tarea estaba finalizada, otros, que nunca estuvieron del todo conforme, fueron removiendo y removiendo, buscando otros caminos para conseguir llevar al pueblo de la mano (voto) hacia los comienzos, despistándolos por senderos distintos. Toca volver al duro trabajo antes de que llegue la sangre al río.

Ni como mujer, ni como sindicalista estoy dispuesta a que
hacer sindicato se convierta en dar “empujones” que no sean “pacíficos”.

APL

jueves, 9 de agosto de 2012

El secreto de Chavela, "pasarse de rosca" y descolocar al mundo



A estas alturas todo se ha leído, hablado, dicho, oído, reconocido y homenajeado  sobre Chavela. Todo, y es poco.

Repasar la vida Chavela me ha llevado a una reflexión que quiero compartir y que, una vez más, está relacionada con la perspectiva de género y la visibilidad de la mujer. Algo tan complicado todavía en esta sociedad del siglo veintiuno que parece haber tomado el camino de retorno al medievo.

Muchas han sido las mujeres que han hecho historia desde el mundo de la cultura, el científico, el político, el social…en realidad, desde todos los ámbitos habidos y por haber.

Pero, en la gran mayoría de los casos, poco, escaso o ridículo ha sido el reconocimiento de su prestigio y de sus aportaciones al mundo. Porque, ya lo sabemos, el prestigio es, como decía el famoso anuncio de "Soberano", "cosa de hombres".

Me pregunto ¿cuántas mujeres han pasado por la vida, dejándose, eso, la vida en ella, por unos ideales, por una lucha, por unas creencias, por unos avances…y ni siquiera las conocemos?. O peor aún, ¿cuántos de esos hombres “prestigiados”, con objetivos cumplidos, metas alcanzadas, descubrimientos hallados… se los robaron a ellas, mujeres denostadas en el olvido, robadas de ideas y de planteamientos que luego ellos rentabilizaron en su persona para convertirse en todo un “referente”?

Como corren tiempos de pesimismo impuesto, prefiero ser optimista libre y analizar la cara positiva. Al menos esto siempre te anima a seguir adelante. Y sí, existen mujeres cuya labor, trayectoria y conquistas han sido públicamente reconocidas, eso sí, casi siempre a título póstumo.

Y ese es mi particular homenaje a Chavela Vargas. Mi reconocimiento a una mujer que fue Chavela en vida y no en muerte. Su muerte solo ha venido a recordarnos y a reforzar, más aún si cabe, esa fuerza puesta en la vida.

No debió ser fácil, nosotras sabemos de esto. Porque a mayor visibilidad mayores se vuelven las agresiones -más o menos camufladas- de ellos, y de ellas también. Quizás el secreto del éxito para ella fue “pasarse de rosca” y descolocar al mundo.

Arrastró dificultades a lo largo de su trayectoria vital. Tantas como coraje. Echó tremendo pulso a lo minúsculo. Mujer de maneras viriles, voz ronca, apetencias y costumbres de hombre.

No debió ser fácil en los cuarenta ser una “marimacho” o una “maricona” como algunos la increpaban. De la misma manera que no debió ser fácil ser lesbiana, alcohólica, fumadora empedernida y casi pistolera (cuentan que iba armada). Mucho menos, ser todo ello a la vez. 

Por eso, pasar de cantar en las calles a cambio de unas monedas a ser un icono mundial, pasar de que tu país -no de origen pero si de corazón- te prohíba actuaciones en TV o teatros públicos, a que el Gobierno de la Ciudad de México te rinda homenaje y te nombre ciudadana distinguida, y pasar de ser insultada por la gente de a pie a codearse con distinguidos personajes del mundo de la cultura en distintos puntos del globo, todo eso, esconde, sin duda, algún secreto. Quizás fue ese, insisto, Chavela siempre se pasó de rosca. Debieron ser muchas batallas o guerras las ganadas a la vida. Cuánta razón esconden sus palabras "piensa en mí cuando sufras, cuando llores, también piensa en mí".

Y aunque preciosas me parecen las letras que desde España, su país de respiro, le han dedicado sus amigos Joaquín Sabina -"Quién pudiera reir como llora ella"- y Pedro Almodóvar, me quedo con su emotivo adiós en Twitter:


“Pienso que sí me eternizaré. Pasará el tiempo y hablarán de mí una tarde en Buenos Aires. Cuando un día empiece a llover, les saldrá una lágrima, será una chavelacita muy chiquitita.”

APL