viernes, 28 de junio de 2013

Otra vez el "machismo institucional"

foto tortilla

Me despierta todos los días la Cadena Ser. Hoy tenía turno de tarde en el trabajo así que me quedé un rato rezagada escuchando la radio-despertador. Poco tardé en cabrearme de nuevo, como hace unas semanas. Vuelve al ataque el “machismo institucional”, otra vez. Y otra vez con la Consejera de Presidencia, Susana Díaz.

En esta ocasión era José María Rodríguez de la Borbolla “ex-ex Presidente de la Junta de Andalucía”. Si no me equivoco, este señor ocupó ese cargo con tan sólo 37 años, dos menos de los que ahora tiene Susana. Pero por lo visto con mucho más bagaje y “crecimiento personal” que ella, según podría deducirse de sus críticas declaraciones. José María, según afirma, no ve preparada a Susana. Y he aquí una desventaja, no podemos darle a la máquina del tiempo hacia atrás y descubrir qué pensaban de él entonces.

Pues claro que no la ven, ni la verán nunca, ni a ella ni a ninguna otra. Los "señores señoreados" que ejercen el poder, en general no suelen ver a nadie más que a ellos y a su "camarilla", no les da por favorecer la “integración” en altos cargos de personas jóvenes o de mujeres.

Estoy convencida de que se trata de una estrategia de supervivencia: obstaculizan la llegada, la participación en reuniones de alto nivel, el acceso a la información y al entramado en que se desarrolla el día a día político. Y llegada la hora, a las que (bichos de ellas) consiguen estar a la altura y mantenerse, muy a su pesar, las tachan de perversas y del uso de técnicas implacables (aunque se trate de las que aprendieron de ellos mismos). A las que no llegan a sobrevivir les dan las gracias por los servicios prestados y les achacan falta de experiencia, impaciencia, lo que venga bien para tranquilizar al “aplaudidor auditorio” siempre fiel y leal al líder, después adiós muy buenas y vuelta a empezar. Como consecuencia, la rotación de mujeres en los cargos de responsabilidad para mantener la cuota numérica de género y evitar que consoliden como ellos sí hacen. Eso sí luego se pegan unos discursos de igualdad que te quedas boquiabierta…

No conozco al detalle las habilidades de la Consejera de Presidencia, pero desde luego últimamente si destaca alguna, es justo la de dejar en evidencia clara, pública y notoria ese machismo institucional, rancio y arraigado en esta sociedad que no para de caminar hacia atrás.

A este señor, retirado ya de la vida pública (al menos eso dice la Wikipedia de él) hay que reconocerle sin duda alguna, la gran herencia que él y otros “varones” de su generación nos han dejado a Andalucía. Pero, en mi modesta opinión, habiendo sido parte tan importante de la historia del pueblo andaluz, hoy no debiera, ni él ni ningún otro, ser noticia justo por resistirse a que la historia continúe por otros derroteros que nada tienen que ver con etapas de antaño.

Llama la atención cómo cada vez que asoma la cabeza alguien que no responde al perfil de la manada, los viriles rugidos empiezan a resonar desde lo más profundo de la selva. Implacables, ellos sí que lo son. Tan implacables que para que un perfil como el de una mujer joven sea aceptado, ha de llegar de la mano de alguien tan veterano y como mínimo, igual de implacable que ellos. Alguien con la misma experiencia, eso sí con distintas aspiraciones. Y es que nada parece tener que ver Pepe Griñán con aquellos “apoltronados de profesión”. Sobre eso no creo que a estas alturas quepa duda alguna.

Bastante (me da la impresión y quede claro que es una impresión muy personal) ha debido lidiar el actual Presidente de la Junta para mantener a raya al patriarcado político de turno a la hora de dar mínimamente un aire nuevo a tanto entorno de “rancio abolengo” y rodearse de dos perfiles jóvenes como son los de Mario Jiménez y Susana Díaz.

Entre los que se resisten atrincherados al pasado como la familia Alcántara en “Cuéntame”, los que piensan que la Revolución hay que hacerla “a la de ya” (porque está claro que vamos tarde) y los que hasta ven en perfiles como el de Susana Díaz “más de lo mismo” no hay manera de sacar esto adelante. Las estructuras están inmóvilizadas, petrificadas y al final terminarán derrumbándose por su propio peso. Eso sí, llegado el momento del derrumbe que no nos quepa la menor duda que habrá alguna mujer por ahí a la que echarle la culpa.

Hay dos argumentos muy socorridos en casos como el que abordo en este post. Uno el manido “lo de mujer y joven no ha de ser una prioridad, lo importante es la valía y capacidad”…Me llevan los demonios cada vez que oigo esto. ¿Nos toman por tontas? ¿O es que quieren decir que no estamos en la dirección de la política, ni de las organizaciones e instituciones porque nuestra valía o capacidad es menor? Está claro que hay un problema de representatividad, no hace falta que lo diga el 15M (o sí). En nuestro caso, el de las mujeres, más grave si cabe, a pesar de ser más de la mitad de la población no decidimos sobre los problemas y el futuro de ésta. Y por supuesto estoy convencida que esto más que tener que ver con una cuestión de valía, lo  tiene con una cuestión de resistencia patriarcal y machista. De negarse a hacer un ejercicio de responsabilidad y de generosidad y dejar hueco.

Otro de los argumentos esgrimidos es “no oigo propuestas convincentes por parte de jóvenes ni de mujeres”… Nos ha jodido (con perdón) como para oírlas, si no les dejan ni respirar. Si el 90% del tiempo en este tipo de “estructuras macroestructuradas” lo pasan esquivando dardos que tiran a matar, reponiéndose a las zancadillas e intentando saber por dónde va todo detrás de esas solemnes puertas de despacho que se cierran en sus propias narices para, entre otras cosas, no oír propuestas distintas precisamente…

Me pregunto qué habrá hecho Susana Díaz para merecer la ira de tanto dios celestial y sólo encuentro una respuesta: ser mujer y tener posibilidades.

En fin, insisto, dejen paso señores, dejen paso que el barco se hunde.

APL


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