Siempre ha sido un debate jurídico interesante el de si las normas tienen capacidad de transformar la sociedad a la que afectan o si son las mentalidades imperantes de las sociedades las que determinan las normas aplicables a las mismas. Si relacionamos este debate con el de cómo se impulsa o se frena la igualdad entre mujeres y hombres en una sociedad a través de la creación de normas o reformas de las existentes abrimos el análisis que queremos abordar en este artículo. Éste no es otro que lo frágiles que pueden ser los avances en el derecho a la igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres y las trampas de las regulaciones aparentemente neutras pero con un impacto de género devastador.
Desde la Secretaría de la Mujer de UGT Andalucía, como agentes sociales que somos, hemos asesorado, apoyado o criticado toda la normativa relacionada con la igualdad de mujeres y hombres que se ha aprobado en estos años atrás. En la época anterior se crearon, entre otras muchas, algunas normas básicas que nos han servido y aún sirven de referencia para la lucha por la igualdad entre géneros en Andalucía: La Ley Orgánica 3/2007 de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. La Ley 12/2007, de 26 de noviembre, para la promoción de la igualdad de género en Andalucía. La Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. La Ley 13/2007, de 26 de noviembre, de medidas de prevención y protección integral contra la violencia de género de Andalucía. Y la Ley Orgánica 2/2010 de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo.
Estas normas, con todas sus virtudes y defectos, pretenden impulsar un cambio de modelo social basado en unas relaciones igualitarias entre mujeres y hombres, libres de violencia. Se impulsaron nuevos derechos relacionados con la igualdad y la conciliación, y en lo que afecta al marco laboral, cuestión que nos incumbe especialmente como sindicato que somos, se impulsaron las medidas de igualdad en la negociación colectiva y los Planes de Igualdad. Para que una normativa cale, más aún de esta índole, necesita de un tiempo para transformar mentalidades, pero se nos cruzó la crisis y el cambio de gobierno y ¿ahora qué?
Tenemos una Reforma Laboral que acentúa las discriminaciones laborales por razón de sexo, unos presupuestos generales del estado que reducen en igualdad y violencia de género, un recorte enorme en los servicios sociales de educación y sanidad, un desmantelamiento de la atención a la dependencia y del reconocimiento de las cuidadoras, reducción de plazas en guarderías, cobertura pública a colegios que segregan por sexos y una propuesta de regular el derecho al aborto de una forma aún más restrictiva que en la ley del 85.
Todas estas reformas presentes o futuras tienen un impacto enormemente negativo en el desarrollo de la vida y trabajo de las mujeres en nuestra sociedad, que no lleva más que a un camino de vuelta al trabajo reproductivo y de cuidado del ámbito privado, invisible, no reconocido ni remunerado a muchas mujeres, que incrementará las desigualdades entre los géneros y que fundamentará una sociedad injusta e intolerante. Desde La Secretaría de la Mujer de UGT Andalucía nos negamos a recorrer el camino de vuelta: NO a las reformas estructurales, NO a los recortes, NO a la desigualdad. NO a un gobierno que nos relega a un tercer o cuarto plano.
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