El sentimiento de angustia e incertidumbre que invade a
la población española es extremadamente destructivo y altamente perjudicial para
la salud física y mental del país.
Cuando las personas tienen un problema tan grave como
subsistir cada día, cuando la población de un país se enfrenta a la
imposibilidad de encontrar trabajo, cuando la protección social, que de alguna
manera hace de barrera de contención a la explosión social, está a punto de
extinguirse, y lo peor, cuando, el Gobierno, esas personas elegidas
democráticamente para resolver nuestros problemas, lo que hacen es generarnos
más, entonces sí que de verdad estamos al borde del abismo.
Las imágenes de ayer #25S son espeluznantes. El ensañamiento
y la violencia se respiran hasta en fotogramas. Las fuerzas del estado al servicio
de la ciudadanía dan toda la impresión de estar padeciendo un trastorno bipolar
extremo. La gente pierde la paciencia y se tira a la calle, y en este caso no
sólo me refiero al #25S, que también.
En cualquier otro momento histórico, un pacto político hubiera solventado el caos social, de hecho así ocurrió en más de un episodio.
El desprestigio de la política, parte del problema.
Sin embargo el actual panorama político es digno de un profundo análisis y que quede claro
que yo sí sigo creyendo en la política, como he comentado en otras ocasiones. Pienso en ella como
única herramienta para organizar y hacer
la vida más fácil a las personas.
#PP
El partido gobernante, el #PP, no gobierna, le imponen
gobierno desde Europa. Como además las imposiciones que les mandatan tampoco
les desagradan mucho, pues mientras otros gestionan ellos aprovechan para “hacer
cambios” y transformar la sociedad. Una sociedad a la que aplicándole todo
aquello que en la transición democrática tuvieron que dejarse en el tintero se
la puede convertir en una España retrógrada y rota. Pero sobre todo una España, la de
ellos, ricos y pudientes. Aferradísimos están a la mayoría absoluta que
consiguieron engatusando con mentiras a la gran parte de una población ya por
entonces desesperada. No hay “peros” que valgan para Sáez de Santamaría, hacia delante arrasando
con todo y el que se quede en el camino…no sería muy español, porque si lo
fuese, habría hecho esos esfuerzos que tanto merecen la pena según ella.
#PSOE
El #PSOE, directamente “missing”. Noqueado aún por un proceso
de elecciones generales que le pasó por encima como un tsunami tras el cual
ni siquiera fue capaz de “cambiar de cara”. Cuando se escucha un mensaje
distinto, se levanta la mirada, se busca la cara y se encuentra la misma imagen
que hace meses no dijo, sino que actuó, de forma opuesta…pues credibilidad,
lo que se dice credibilidad…no sé.
#IU
Izquierda Unida, partido que debo confesar, me seduce en
ciertos aspectos, pero del que no puedo evitar pensar que padece algún tipo de
trastorno de personalidad o algo parecido. Hay veces que no parece tener claro si
es partido político, asociación, sindicato o masa humana.
Ayer cuando vi las imágenes de los
diputados salir y acercarse a la gente, pensé que, una de dos, o no habían
entendido el mensaje de las personas allí concentradas que pedían "dimisión", o es
que ellos iban a dimitir. Fue peor aún, es como si fueran una especie de “cascarón de
huevo”, como si con ellos no fuera cosa. Ahora estoy aquí y mañana estaré otra
vez dentro, en mi escaño. Cosa que es totalmente lícita, porque como digo, creo
en la política y los políticos son necesarios en sus escaños. Pero las reglas
deben ser las mismas para unos y otros, el hecho de no gobernar no exime de responsabilidad política.
Y si los partidos grandes no gobiernan, con todos mis
respetos, los pequeñitos, pintan bastante poco en el buen sentido de la
palabra.
A menudo me pregunto qué puede hacerse para prestigiar la política,
qué pueden hacer los políticos para volver a generar confianza, qué tiene que
pasar para que surjan nuevos proyectos que ilusionen a la gente. Lamentablemente
se ha bajado tanto el listón que no es fácil hallar la solución. No sé que ha
podido pasar pero intuyo que tiene mucho que ver con las dinámicas internas
rancias y viciadas que bloquean la regeneración sana y natural dentro de los
partidos y de sus estructuras de poder.
APL
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