Acaba de cumplir los 18, serán sus primeras elecciones con derecho a voto, las autonómicas andaluzas.
Cualquiera que sea el resultado serán unas elecciones históricas, como el momento que estamos viviendo. Sin embargo para ella, no es importante. No lo es hasta tal punto, que había decidido no votar, no hacer uso de ese derecho.
Significa que no se siente parte de ello. No siente que su granito de arena, sumado al de muchas otras personas en forma de papeleta, decide la manera de vida de una sociedad entera.
Significa que no percibe el valor de una conquista tan importante como la democracia.
Significa que no compara el hecho de que hubo una vez en que las personas estaban sometidas al arbitrio de un dictador erigido y de unas políticas impuestas, y que hoy decidimos, libre y colectivamente, quién gobierna para nosotras y nosotros, la ciudadanía.
Significa que no identifica el preciadísimo hecho de votar con un coste y unos esfuerzos dramáticos, como la guerra, las muertes, el exilio, la represión y todos esas tragedias que forman parte de sus libros de texto.
Significa que no ha sido consciente de que existe una diferencia entre su entorno familiar y social modesto, con el de otras chicas de otros barrios, de otras familias o incluso de alguna de esas series de TV.
En definitiva, significa que algo no hemos hecho del todo bien,
porque la historia se perdió en algún eslabón de la cadena.
En este día de reflexión, esta realidad merece una pensada, sería muy conveniente meditar sobre los motivos. Ya sea por instinto de protección, ya sea por levantar una barrera entre un pasado negro y un presente construido sobre unos derechos sociales muy valiosos, ya sea por no prolongar el dolor y la angustia de épocas de escasez. El caso es que, generación tras generación, algunas cuestiones se han ido descafeinando, desde mi punto de vista, de manera injustificada. Y por mucho que algunos se empeñen en oponerse, los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla. Y la mejor herramienta para evitarlo es una educación en valores, pública y universal.
Por esta y por muchas otras cosas, los adolescentes son una prioridad y merecen la máxima atención porque ellas y ellos, impregnados del presente, serán el futuro.
Marta, irá a votar mañana 25 de marzo de 2012. No la convenció ningún cartel electoral, no participó en ningún mitin, tampoco prestó atención a ninguno de los debates de TV.
Lo decidió tras una conversación por WhatsApp,
algo quizás, a tener en cuenta también.
APL
Simplemente genial, gran reflexión... Gracias!
ResponderEliminarGracias a vosotr@s! me alegro de que os guste,
EliminarPort certero. Y a la vez, conmovedor.
ResponderEliminarGracias Pablo! Besos ;)
Eliminar