Amanecer
en un lugar alejado de ciudades céntricas y cosmopolitas tiene un encanto
inigualable. Si habéis tenido el placer de disfrutar del despertar, por ejemplo,
en algún pueblecito o pedanía perdida en medio de la sierra, estaréis de acuerdo
conmigo en que es algo verdaderamente idílico. Los colores del entorno nada
tienen que envidiarle a la paleta del
más prestigioso pintor, el tiempo parece ir a muchas menos revoluciones, el
aire que se respira huele hasta a limpio e incluso el ruido de la fauna autóctona
podría compararse con una especie de banda sonora del momento.
Nada
que ver con mi despertar de hoy, la verdad. El color: amarillo chirriante, el
de la prensa de este país. Los minutos, corriendo uno detrás de otro como ocurre
cuando a una se le acumula la faena. El tiempo, lluvioso en Sevilla. Y la mediática fauna
autóctona, una vez más, salvaje, indómita, feroz y desatada. Como buenos perros de presa al servicio de sus adorados amos.
Les
ha faltado tiempo para olisquear, sacar incisivos, rugir y, en algunos
casos, hasta morder. Tensar el ambiente, desprestigiar, enfrentar al país, desorientar, malmeter...llámenlo como quieran pero sobre todo "servir" (servir de "siervo" que no de "útil") a una derecha ultra que se quedó anclada en la etapa "pretransitoria".
¿EL MOTIVO?
La filtración de la noticia ayer de una
nueva convocatoria de
HUELGA GENERAL.
La reclamación de unos derechos
arrebatados a golpe de imposición.
El desacuerdo con la forma de gestionar
nuestro dinero y fuerza de trabajo.
La exigencia de una redistribución de la
riqueza.
La negativa a que nos separen de esos
legitísimos derechos tan vitales como la educación, la sanidad, la
vivienda, el trabajo, la protección por desempleo, la jubilación…etcétera, etcétera…
Lean y juzguen de primera mano, ¿se les puede ver más el plumero?
APL
No hay comentarios:
Publicar un comentario